Tramontana rediseña Filmin para Apple TV

¿En qué cambia el consumo de cine en el sofá respecto al ordenador? ¿Se usa distinto un Apple TV respecto a una smart TV normal o a un Chromecast? ¿Nos sigue valiendo la regla del 12 en diseño para el televisor? ¿Qué podemos hacer mejor que Netflix, HBO o Youtube?

Hoy Filmin ha lanzado su nueva y flamante versión para Apple TV y quiero compartir tres cosas:

  1. Filmin es el proyecto de contenidos audiovisuales más bonito y que más sentido tiene de toda la oferta actual en España. Ni Netflix ni HBO ni gaitas.

  2. La conceptualización y el diseño ha sido un trabajo que han decidido hacer con Tramontana, estudio que dirijo. Llevamos diez años trabajando juntos en todos sus productos digitales y eso facilita mucho poder hacer buen diseño, por visiones parecidas, por comunicación y confianza.

  3. Ana de Mata, socia y diseñadora senior, ha hecho un trabajo asombroso de ingeniería de diseño, considerando veinte mil aspectos limitadores de desarrollo, de plataforma, dispositivo, contenido, etc. En el proyecto hemos trabajado casi todos, pero ella ha asumido el liderazgo y la mayor parte de la ejecución. Y lo ha hecho con mucha delicadeza estética.

Diseñar no es trabajar únicamente en el lado de la Utilitas, no es sólo “resolver problemas”. A menudo es canalizar, ingenierizar, el camino para que el usuario llegue al Delectus. Estoy convencidísimo de que saber movernos en ese arco entre ambas es una de las cosas que más nos hace diseñadores completos.

Doppelgänger

Tenía que pasar: tarde o temprano todos encontramos nuestro Doppelgänger. Y si el mío existía, era muy probable que fuera ahí, en Alemania. Ha aparecido en el metro de Berlín, en las vallas publicitarias, en una campaña del gobierno alemán por la especialización en IT (o algo así creo entender).

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Tenía que pasar, digo, porque la mía fue la infancia de un chico con pinta de guiri precisamente en Mallorca, donde los turistas se me acercaban y me hablaban directamente en alemán. Mi padre me enseño a decir “Danke”, me dijesen lo que me dijesen, como para quedar bien.

Aquí la imagen según aparece en la web:

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Estoy que no sé si contactarles para conocer al muchacho, reclamar derechos de imagen o ponerme la foto de perfil.

Clasicismo versus Barroco, una clasificación para lo humano

Anoche me terminé “Lo Barroco”, de Eugeni d’Ors, publicado hace casi cien años. Menudo librazo. Aún me tiemblan las rodillas de lo duro que me ha dado, de lo fuerte que ha apuntalado algunas ideas que no son sólo sobre lo artístico, sino enteras y completas cosmovisiones, aplicables a absolutamente todo…

Obviamente, al diseño también.

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He hecho una síntesis que transcribo a continuación en forma de tabla, pero antes necesito dar tres ideas clave:

  1. Lo Barroco para d’Ors no es un momento histórico, igual que el brazo o la cabeza podrían ser las partes de un cuerpo, sino un sistema que aplica a toda la historia igual que lo es el sistema circulatorio o el nervioso en el cuerpo humano. Lo barroco existe desde las cavernas hasta hoy, en diferentes acepciones, porque es una actitud, no un estilo plástico. Es la actitud de la tensión y la emoción, del sentimiento y lo vitalista. Por tanto, antes de seguir leyendo nos olvidamos, por favor, de barroco como sinónimo de recargado o como el periodo artístico posterior al renacimiento, que esa acepción pasó a la historia hace mucho. Barrocos son los estilos góticos, románticos o hasta el flamenco, si nos ceñimos a esta forma de entenderlo.

  2. Lo Barroco existe por oposición a Lo Clásico, lo que proviene de la idea de Grecia y Roma, fuente espiritual del renacimiento, el neoclásico y todos los momentos en los que la racionalidad y lo estructurante han predominado. Lo Clásico, el clasicismo, es Atenas, pero también Roma, Kant, el socialismo, casi todo Corbusier y todo el movimiento moderno, culminado en la Escuela de Ulm, Braun —y Dieter Rams, claro que sí— en el ámbito del diseño.

  3. Tanto Lo Barroco como el clasicismo son constantes históricas, cosmovisiones dicotómicas que se trenzan en el devenir de la historia. A esas constantes las llama d’Ors los eones.

Expuestos estos tres puntos, aquí va mi tabla resumen de las colisión entre ambas cosmovisiones:

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La idea de hacer una tabla así me viene del magnífico trabajo de síntesis que hizo Leonard Koren en Wabi-Sabi for Artists, Designers, Poets, que ya reseñé en este blog hace once años. En ella Koren contraponía el Wabi-Sabi al modernismo ¿Y sabéis qué? Que atendiendo a la fecha de publicación de ambos libros, creo que ambos, Koren y d’Ors, nos concederían que el Wabi-Sabi es en realidad una forma más de Barroco, igual que el modernismo es obviamente una forma de clasicismo (no en vano empiezo siempre la clase sobre modernidad en el Programa Vostok hablando de la Escuela de Atenas y el Timeo).

Leído y contado todo esto, es obvio que podríamos añadir más elementos, referencias, nombres, ideas a esa tabla para hacerla nuestra. Las dicotomías más evidentes, que me vienen ahora a la cabeza, son estas:

Ulm vs. Cádiz
Centroeuropa vs. el Mediterráneo
Sistemas vs. narraciones
Culturas Protestantes vs. culturas protestantes
Kraftwerk vs. Morente
Utilitas vs. Delectus
Silicon Valley vs. Sicilia
Neutralidad vs. pregnancia
Nutrición vs. gastronomía


¿Se os ocurren más?


Retórica para diseñadores

El lenguaje tiene un ancho de banda muy limitado para la amplitud y complejidad de los conceptos que podemos llegar a crear en nuestra mente. Y sin embargo, en demasiadas ocasiones es nuestro único instrumento para trasladar una idea, unos conceptos, un diseño a la realidad.

Pensémoslo, casi todas las disciplinas creadoras tienen su propio sistema de notación estandarizado: la música tiene las partituras, la arquitectura tiene los planos, el diseño industrial tiene también sistemas de planos estandarizados, la ingeniería informática tiene sistemas de diagramas (y el código)… Pero el diseño de interacción no. No tenemos una forma estandarizada y abstracta de contar algo con precisión y en toda su complejidad sin tener que construir un prototipo, sin tener que hacer el trabajo casi entero.

En este video del canal de Tramontana (de hace unos meses) me marco yo solito un buen monólogo al respecto:

Colmena McDonalds

El McDonalds más pequeño del mundo es una colmena de abejas. Lo he visto con la ilusión de que fuese obra de un artesano que se dedicase a hacer colmenas miniaturizando edificios famosos. En mi imaginación había hecho un McDonalds, una reproducción de la Ópera de Sydney, una Sagrada Familia y ahora estaría trabajando en la Villa Savoy, por salirse un poco de la arquitectura monumental.

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Pero no.

Es una acción promocional de McDonalds Suecia. Están instalando colmenas en algunos de sus edificios y necesitan contarlo de una forma original. 

El trabajo lo ha hecho el escenógrafo sueco Nicklas Nilsson, que es un jambo escandinavo con cara de malas pulgas. Ni rastro del abuelete artesano que yo me había imaginado.

(Vía Present & Correct)

Lectores de RSS

Volver a los blogs, abrazar lecturas más tranquilas y conscientes, adueñarte de tu contenido y del acto de leer el de otros.... Todo eso es más sencillo con un buen lector de RSS (o lector de noticias, newsreader, feed reader, etc.)

En Mac Open Web tienen una magnífica selección, especialmente si eres usuario de MacOS. Además, el proyecto es bonito y necesario: una colección de apps indies para Mac que promueven la web abierta. 

Por cierto, el número de personas que leen este blog mediante RSS crece cada día :) 

Evolución de los suscriptores a terremoto.net mediante RSS en lo que va de año.

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El cámara Márquez

Con algunos libros me pasa como con algunas películas: las tengo que volver a ver, a vivir, cada cierto tiempo. Uno de esos libros es Territorio Comanche, de Arturo Pérez-Reverte y del que se cumplen 25 años de su publicación. Lo curioso del asunto es que cada vez que he querido releerlo he tenido que volver a comprarlo porque había regalado mi copia anterior.

Hoy publican en Zenda una entrevista a José Luis Márquez, Márquez en la novela, el cámara aguerrido que hace tándem con el reportero Barlés, que como sabes si la has leído, es el propio Pérez-Reverte. Un tipo que ha estado con su cámara en todas las puñeteras guerras que he visto en la TV.

Me ha impresionado esa especie de serenidad, de tranquilidad que no le quita importancia a nada, pero que se guarda un poquito, que muestra Márquez en la entrevista. No es la primera vez que la noto en gente que cuenta cosas de la guerra.

La foto es © de Jeosm y Zenda, publicada en la entrevista.

La foto es © de Jeosm y Zenda, publicada en la entrevista.

Obvio es también el impacto que causa la imagen de Márquez, un Keith Richards de la guerra, un tío que viéndolo sabes que ha vivido el lado salvaje, aunque no sepas si ha sido en la calle, la guerra, la cárcel o qué otro infierno. Pérez-Reverte le dedica una paginaza en la que, además, habla del reloj que lleva Márquez en la muñeca (se ve en las otras fotos de la entrevista). Joer, bonita historia.

Márquez y Pérez-Reverte

Márquez y Pérez-Reverte

Hace poco estuvimos en Belchite y me acordé de Territorio Comanche y la guerra de Yugoslavia, de las imágenes de TV, los francotiradores, la destrucción progresiva de todo... Belchite se nos mostraba como lo que recordaba de Mostar, de Sarajevo o Vukovar, mismos agujeros de morterazos, mismas ruinas, misma historia.

La destrucción de Vukovar, que bien podría ser nuestro Belchite (no doy con el autor de la foto).

La destrucción de Vukovar, que bien podría ser nuestro Belchite (no doy con el autor de la foto).

Lo Barroco según d'Ors

Me hice, no hace mucho, con una antigua edición de “Lo Barroco”, del filósofo Eugeni d’Ors que empieza tremenda; en breve te cuento por qué. La edición es deliciosa y la estructura, compuesta por ensayos breves sobre esto y lo otro, actúa como un puzzle de piezas sueltas que poco a poco van uniéndose, construyendo una imagen general de lo que el autor quiere contar.

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Quizás a sabiendas de ese efecto de puzzle —es un poco desconcertante al principio— y por mantener la motivación del lector durante todo el libro, d’Ors se marca un párrafo de esos que ya dan sentido a un libro entero:

Siempre que encontramos reunidas en un solo gesto varias intenciones contradictorias, el resultado estilístico pertenece a la categoría del Barroco. El espíritu barroco, para decirlo vulgarmente, “no sabe lo que quiere”. Quiere, a un tiempo mismo, el pro y el contra. Quiere —he aquí estas columnas, cuya estructura es una paradoja patética— gravitar y volar. Quiere —me acuerdo de cierto angelote, en cierta reja de cierta capilla de cierta iglesia de Salamanca— levantar el brazo y alzar la mano. Se aleja y se acerca en la espiral... Se ríe de las exigencias del principio de contradicción.

¡Qué interesante la visión de lo barroco de Eugenio d’Ors! Para él no se trata de un periodo cronológico en la historia del arte sino de un sistema de creencias, una forma de interpretar el mundo que, en mayor o menor medida, existe desde tiempos inmemoriales. Una actitud más que un estilo.

Esos equilibrios entre opuestos de los que habla D’Ors —que no son los términos medios, lugares de tedio y mediocridad, ojo— me resultan tremendamente seductores. Esos bailes entre la seriedad y el humor, lo cálido y lo frío, los análisis y las síntesis, los macroscopios, Apolo y Dionisio, como diría Tusquets… Esas espirales existen igual en fotografía, diseño, escritura, cocina o hasta en enología. Ahí está la verdadera evocación, lo que permea, lo que nos mueve.