HEX 64A7AE

Llevaban seis años y cuatro meses estudiando a U desde todos los ángulos y aspectos posibles. El usuario -nombre en código U- era un hombre de 37 años, de clase media-alta, administrativo en el departamento de compras de una multinacional de logística. Sabían que entre las 10:20h y las 10:25 se levantaba a por un vaso de agua de la máquina y que rellenaba la mitad fría y la otra mitad del tiempo, que eso afectaba a sus papilas gustativas y le daba una sensación de frescura que se traducía en una ligerísima dilatación de su retina que, en el momento de uso de la aplicación (momento M) iba a estar un 2,7% más abierta de lo habitual. Considerando que U era capaz de procesar el 78% de la luz ambiente (un valor algo superior a la media de su edad), habían determinado el nivel idóneo de contraste entre todos los elementos de la interfaz.

Sabían que U sufría protanopia leve, un trastorno en la percepción de color que afectaba a sólo una de las caras de los receptores cromáticos de su retina, algo frecuente entre varones de raza caucásica. Habría que incrementar los contrastes entre verdes y adyacentes. También sabían que U desayunaba todos los días un plátano troceado en yogur y que eso incrementaba ligeramente los niveles de potasio, mejorando la conductividad del nervio óptico en un 1,4%.

El equipo de análisis de patrones había informado que que la percepción de U estaría alterada por el hecho de que 1. la pared de delante de su escritorio era de color azul celeste (recomendable no saturar los tonos cálidos para evitar vibraciones) y 2. segundos antes del momento M, la pantalla plana del ordenador de U mostraría la web de su banco, de tonos predominantemente blancos y azules klein. Tras medir intensidades y tiempos de exposición durante semanas, sabían con exactitud el factor de corrección que habría que aplicar.

Faltaba ponderar ese dato con el Cociente Psicocromático (C-Psi). Era una ecuación sencillaque compensaba la realidad fisiológica y contextual de U con las preferencias personales por unos u otros colores basándose en el estudio de todo lo que le había podido influir en su vida, desde los dibujos animados que veía en su infancia hasta los colores de su equipo de fútbol preferido. El C-Psi incluía un adendum importante: U había sufrido acoso escolar a los once años; tenía un recuerdo traumático de una paliza que le propinó un chico de su clase que ese día vestía de verde caqui. El uso de ese color podría tener efectos post-traumáticos inconscientes en U por lo que su uso estaba desautorizado.

El tercer informe, el de factores lumínicos ambientales (Lum-A), también era unívoco. Los cálculos daban la cantidad de luz natural que llegaba por la ventana ese día de otoño a la hora M, entrando en un ángulo de 78,3º desde su izquierda (N-NO), compensados por la luz artificial de la oficina, de 1023 lúmenes para la posición de U en M. Poderadas las intensidades y los RGBs, sabían exactamente qué efecto tendría la luz ambiente en la pantalla de U.

Los datos se habían introducido en el sistema y tras exactamente 2938 milisegundos, el algoritmo había determinado el color y gradiente exacto que aparecería en la interfaz ese día concreto, en el momento M, cuando U abriese la aplicación tras beber unos sorbos de agua de la máquina

IMG_0960.GIF

La maquina arrojó el resultado en código hexadecimal: 64A7AE

¡Pum!

Se escuchó el descorche de una botella de champán entre aplausos. El equipo de investigación cromática de usuario había concluido su trabajo.

Sonetos sobre sistemas de diseño

O la historia de cómo y por qué los miembros del Programa Vostok acabaron escribiendo poesía sobre la racionalización del diseño. Eso y los siete sonetos, incluido el de un poeta muy reconocido.

Una lectura poética que transcurrió entre la racionalidad de Ulm y la emoción de Cádiz.

Una lectura poética que transcurrió entre la racionalidad de Ulm y la emoción de Cádiz.

¿Limita la creatividad un sistema de diseño? ¿Hasta qué punto condiciona el contenido y la capacidad narrativa? ¿Es deshumanizante? ¿deja lugar para la emoción y la sorpresa? Estábamos debatiendo eso mismo el Programa Vostok cuando Juan Morales hizo una pregunta que nos dejó a todos en la duda:

– ¿Un soneto es un sistema de diseño?

Según la wikipedia:

Un soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica.1 Los versos se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos (estrofas de cuatro versos) y dos tercetos (estrofas de tres versos).

En efecto, es un conjunto de normas acerca de forma, estructura y relaciones entre partes. Además tiene recursividad, simetrías y armonías formales, ¿verdad?

No hizo falta decirlo, todos lo estábamos imaginando en nuestras cabezas… La mejor forma de entender la relación entre norma y contenido, entre estructura poética y mensaje, era precisamente escribir uno. Y ya que estábamos en faena… ¿por qué no escribirlo precisamente sobre sistemas de diseño?.

Una semana después, entre sorbos de Amontillado viejo y luz de atardecer, tras una magnífica clase impartida por Jesús Terrés, leímos y escuchamos nuestros poemas que, con gusto, hoy compartimos aquí:

 

Dejando de lado todos los clichés,
dando la cara a un problema pactado,
libre como un pájaro anillado,
un temple heredado estilo japonés.

Cuidando la forma campo a través,
siendo fiel y obviando lo obviado,
podrás caminar sobre cimentado,
con el orgullo de un viejo guardés.

Solamente queda tener cuidado,
no dejes a nadie jugar con él.
Pequeño Fabergé acorazado.

Puede que sea algo zarandeado,
que se sobreescriba como el papel.
Pequeño Fabergé adulterado.

María Moreno


Tan sencillo y tan honesto que parece
un lenguaje extremo por naturaleza,
en su exceso reside la belleza,
pues a reglas y normas obedece.

A cientos de miles enloquece,
se les sube un poco a la cabeza,
transforman su obviedad en mi pereza,
dudemos si tanto lo merece.

Sometido a una eficiencia recursiva,
Neutral, escalable, multifuncional,
enemigo íntimo de la narrativa.

La sorpresa a veces no está mal.
No lo usemos de forma abusiva,
dejemos hueco a lo emocional.

Isabella de Cuppis


DOCTRINA

Un buen diseño no es un chamuyo,
porque los programadores tienen un gran dote
ya que siempre se rompen el marote
y por eso nunca me lo atribuyo.

Utilizando un sistema les instruyo
que como buen método necesita un garrote
pero como jamás hago uso de mi chicote
siempre termino y se los retribuyo.

A veces la idea se vuelve fulera,
pero ojo, ellos nunca me atacan
ni aunque el trabajo les demoliera.

Al buen resultado se lo achacan
y no quiero parecer una simple mechera,
al gran sistema que machacan.

 

Nicolás Amateis

GLOSARIO: chamuyo: (lunfardo) Hablar o escribir con intención persuasiva, sin argumentos sólidos. Marote: (lunfardo) Cabeza de una persona. Inteligencia, capacidad de entender. Chicote: Látigo (azote). En América. Fulera: (lunfardo) Que es chapucero o poco útil. Mechera: (lunfardo) Mujer que roba en las tiendas.


 

Luces en capsulas encarceladas,
hijas del orden y la sumisión,
mas desconocen la satisfacción
de sentirse empoderadas.

Y es así, como esa falsa quimera
de narrativa y belleza,
nos muestra con vergüenza
su naturaleza primera.

¡Oh sentimiento evocador!
sin ti andan desnudas y vacías
las luces a tu alrededor.

El equilibrio suena delicado,
pero en él se haya el reto
de humanizar lo frío, lo helado.

Laura Caro Navarro


 

Ponemos todo nuestro empeño
en las lecciones de Javier
Cuando, diligente, nos hace aprender
maravillosos sistemas de diseño

¿Cuántas veces tendré que repetir
la horrible aplicación de la alergia
para que mi querido Pedro y su sinergia
entiendan que lo que me gusta es vivir?

Locuacidad, cultura y pasión
hacen que este feliz y manso rebaño
pongan cada viernes todo su tesón

En comprender lecciones que antaño
dominábamos cual Maradona el balón
mientras llega el final del año…

Xabier Mauleón


 

Las normas de un sistema de diseño
debería de cumplir un soneto
para querer tener vuestro respeto
más allá de debatir con empeño.

Neutral y eficiente en su desempeño,
la sílaba forma el buey del cuarteto,
la rima hace predecible al terceto
ensamblando palabras como enseño.

Si los de Ulm dicen de abrir la mente
para que enriquezcamos el debate,
el dejarse llevar es sorprendente.

Intenta olvidar el escaparate,
busquemos secuencias precisamente.
Aspirar a narrar no es disparate.

Juan Morales


 

Como regalo final, dejamos aquí el que hizo José Luis Morales, padre de Juan y poeta, que se interesó por el tema y se animó a hacer uno. Imaginad el privilegio: José Luis tiene obra publicada y gran reconocimiento, ostenta los premios de poesía José Hierro, el Blas de Otero, el Miguel Hernández o el Rafal Morales, entre otros. Aquí va su pieza, en referencia y guiño a Un soneto me manda hacer Violante, de Lope de Vega:
 

Un soneto me manda hacer Cañada
que tenga las diez reglas del diseño:
que sea funcional(1), neutral(2) y dueño
de unidad(3), predecible(4) y modulada

su estructura(5), escalable(6) y, de pasada,
eficiente(7), geométrico(8) y tan dueño
de todo que, tras él, cualquier empeño
se someta(9) a su ley, aquí enunciada.

Alguna regla falta, estoy seguro,
pues sólo dos cuartetos he empleado
y me quedan tres versos para el sello.

Las cuento, las recuento — vaya apuro,
tengo nueve y aún no he terminado — ;
por poco se me olvida: ¡que sea bello(10)!

José Luis Morales

 

Poder compartir algo así con y entre los alumnos, esa apertura de corazón y de mente, hablar de diseño sabiendo que hablamos de lo divino y lo humano, de lo útil que no es bello y de lo bello que por serlo deja de ser inútil, bailar los proyectos que tenemos entre manos entre dos mil años de referencias tecnoloógicas, culturales, políticas, religiosas o económicas para volver a aterrizarlos en el momento actual… Pocas veces he disfrutado tanto y le he visto tanto sentido a lo que hacemos.

LAS LÁGRIMAS DE LIZ

Me maravillan las fotografías de Liz Kuball, en especial su serie Soledad, pero ahora quiero reseñar un precioso artículo que ha compartido en su blog y que titula On screens and Notre Dame. Es una deliciosa reflexión sobre la manera en que las pantallas han cambiado nuestra forma de viajar, de descubrir, de experimentar y sentir los lugares que nos son nuevos.

I cried watching Notre-Dame burn, I realize now, because it wasn't just Notre-Dame I was crying for. It was the memories of that trip to Europe when I was 21, of a time and a place that feels lost to me, as lost as Notre-Dame appeared to be as the flames consumed the famous spire. And yet Notre-Dame still stands, and will stand for hundreds more years, and that time before screens is gone forever.

La foto pertenece a Liz Kuball, de su serie California Vernacular

La foto pertenece a Liz Kuball, de su serie California Vernacular

Dirigible

Un dirigible acercándose al campanario de Ulm, tan reminiscente de esa foto del Graf Zeppelin LZ 127 sobre el "Ulm Muenster", la torre de iglesia más alta del mundo:

Fujifilm Tiara II con Fomapan 400, reveladas todas en Yetilab.

Fujifilm Tiara II con Fomapan 400, reveladas todas en Yetilab.

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Qué pena no haber tenido una focal larga y un trípode para emular la original, que pego aquí, de alrededor de 1930. Impresiona ver cómo algo tan frágil compitió contra algo tan perenne en llegar a los cielos (y perdió):

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Selfportraits

I like the reflection 35hunter makes on selfportraits. I like the idea of consciously shooting oneself with a specific purpose, rather than just looking attractive to social networks. And I also think it’s valuable to think about it in retrospective, to review past selfportraits understanding how we’ve changed the percepction of our own and how that is reflected in the way we’re depicted in our own photos.

From time to time I like to take a real close-up portrait where I can see all the detail in my face, the wrinkles, the stains, the expression derived from the shape of the eyes and the mouth. I like to look at them trying to locate which of my experiences caused them, as if there was a correlation between event and skin mark.

It’s about time I take another one of those.

35 or 50

I have the biggest dilemma. I’m torn between subject and context, between one message and a full asemblage, detail and atmosphere. 50mm or 35mm focal lenght?

Here are two very recent examples:

Javier, shot from aproximately 1 meter distance with a 50mm f1.4 wide open.

Javier, shot from aproximately 1 meter distance with a 50mm f1.4 wide open.

And Rocío, shot from aproximately 2m away, with a 35mm f1.4 also wide open.

And Rocío, shot from aproximately 2m away, with a 35mm f1.4 also wide open.

See what I mean? Please, ignore the difference in light –which obviously favors the second photo– and focus on two things: how there is much more context on the second image and also how the background is less blurred, since the longer the focal lenght the easier it isolates the subject.

I know purists will say that context, background and surroundings are part of the message and that an experience photographer sould be able to integrate them in the visual narrative but… Sometimes I find detail to be richer, to provide more info than background.

See? I’m drowning in this dilemma. What do you think? Do you have a preference yourself?