Wabi-Sabi es un concepto japonés que hace referencia a la belleza de lo imperfecto, lo impermanente y lo incompleto.
Nada es perfecto en la naturaleza, al menos en el sentido geométrico-euclidiano en que lo concibe occidente. Nada es impermanente porque todo está en proceso, todo en la vida nace o muere. Y nada es completo porque si lo fuera, sería perfecto y permanente, porque la completitud no existe en la naturaleza; es sólo una abstracción ideada por el hombre.
Esta estética, surgida alrededor de la vieja ceremonia del té, tiene mucho de melancólico y otoñal. Es la estética de los objetos que envejecen con el uso, que están hechos de materiales orgánicos, que tienen vida propia.
Wabi-Sabi es la madera, el metal oxidado, el cáñamo, la tela cruda, la cerámica…
Lo que más me sorprendió del libro fue la comparación que hace el autor entre el Wabi-Sabi y la estética modernista nacida en Europa con la Bauhaus y reivindicada por la Escuela de Ulm (encarnada en Braun).
Similitudes
Las dos se refieren a cualquier objeto, espacio o diseño creado por el hombre.
Las dos surgen como reacciones contundentes contra las sensibilidades establecidas. El modernismo surge contra el eclecticismo y el clasicismo del s. XIX; el Wabi-Sabi surge por oposición al perfeccionismo chino del s. XVI.
Las dos evitan cualquier ornamentación que no es consustancial a la estructura.
Ambas son representaciones abstractas de la belleza.
Ambas son claramente identificables por las superficies de sus objetos: el modernismo es pulido, limpio y regular; el Wabi-Sabi es rugoso, imperfecto y crudo.
Principales diferencias
El modernismo implica una visión del mundo racional, el Wabi-Sabi propone una visión intuitiva.
El modernismo propone principios absolutos; el Wabi-Sabi los propone relativos.
El modernismo busca productos fabricables en serie, reproducciones exaxctas; el Wabi-Sabi produce objetos únicos y artesanales.
El modernismo expresa su fe en el progreso y mira al futuro; para el Wabi-Sabi no hay progreso ni futuro.
El modernismo se basa en la organización geométrica de la forma; el Wabi-Sabi se basa en la forma orgánica.
El modernismo usa materiales artificiales; el Wabi-Sabi usa materiales naturales.
El modernismo se expresa desde la pureza; en el Wabi-Sabi la corrosión y la degradación enriquecen la expresión.
El modernismo es luminoso y brillante; el Wabi-Sabi es oscuro y mate.
El libro me ha recordado la casa del pueblo de mis abuelos. Siempre me gustó fijarme en las herramientas de labranza, en cómo envejecían y eran más agradables cuanto más viejas. La madera se iba puliendo con el uso, el metal de las azadas se corroía por unos sitios y se pulía por los otros, por los que tocaban la tierra. Todas esas herramientas envejecían y lo hacían con mucha dignidad.
Tom Kelley, de IDEO, decía en algún sitio que las personas desarrollamos vínculos emocionales con los productos que envejecen con nosotros (los pantalones vaqueros, las cámaras de fotos, los coches…). El desgaste que experimentan nos recuerda que han vivido con nosotros, que nos han acompañado de cerca.
Los productos de hoy en día envejecen fatal. Quizás porque abusan del plástico, porque apenas tienen materiales orgánicos. Quizás si hubiera más tela o más madera en los gadgets de hoy en día… Quizás si las cámaras digitales tuvieran cuero como las de antes, o el scrollwheel del iPod se desgastase con el uso…