Un homenaje a Massimo Vignelli
Una de las primeras cosas que notan quienes visitan Vostok es un plano del metro de Nueva York de 1972 enmarcado y colocado de forma que presida la sala de estar del estudio. No está ahí como una pieza de coleccionista, aunque sea una primera edición o esté enmarcado en vitrina, sino como un manifiesto, un símbolo:
El plano, como muchos sabrán ya, lo diseñó Massimo Vignelli dando continuidad a la idea de Harry Beck en el de Londres por la que una abstracción de la topografía suele ser de lectura más eficaz que la topografía misma, al menos cuando uno va bajo tierra. Todas las líneas se mueven y se cruzan en ángulos de 45º o 90º y así percibimos más rápidamente los patrones y los puntos de encuentro de las líneas. Hay otras ventajas como la precepción de belleza derivada de la geometrización.
El trabajo de Vignelli para el NYC Subway fue extenso y controvertido, pero no voy a extenderme en ello ahora. Habrá tiempo de escribir sobre su sistema de señalética, sobre la poca aceptación que tuvo y sobre si debería haber sido más esquemático o más topográfico.
El discurso de Vignelli, el que me interesa más, supera a su obra. Habla de la atemporalidad del diseño, de por qué el buen diseño permanece en el tiempo y el malo es efímero. Habla de la lucha contra el ugliness como misión del diseñador y de cómo los elementos culturales tienen cada vez menos lugar en las soluciones técnicas de diseño. Es un tema apasionante de desgranar. Prometo un post sobre ello.
Me alegró mucho saber que Play Restart ha organizado un evento homenaje a Massimo Vignelli en Madrid. Será el día 26 (26/6/2014) y proyectarán Design is One sobre el trabajo y filosofía del matrimonio Vignelli. Después habrá un coloquio que promete ser interesante.
Allí estaré con muchas ganas, agradecido al maestro y a los homenajeadores.
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