¿Customize?
Cada alternativa de diseño que dejas en manos de tus usuarios es una decisión que no has sabido tomar como diseñador.
Dicho por mí mismo, cientos de veces.
Dicho de otro modo, la cantidad de opciones en un diseño es inversamente proporcional a la cantidad de información que tenemos. A medida que crece la información sobre el usuario, el contexto y el dispositivo, e reduce el número de soluciones posibles en la interfaz.
Si conocemos (o podemos inferir) la hora de uso, la luz ambiente, la densidad de información, el tipo de pantalla del usuario, el estado de su visión, el tipo de contenido que consume más, etc. podemos tomar una decisión sobre el contraste idóneo entre el color del texto y el fondo.
Las opciones de customización, especialmente de cuestiones más de la forma y no tanto de la función, pueden parecer algo positivo pero sólo añaden ruido y poco o nada de valor. Cuando veo este tipo de decisiones en manos de empresas grandes que claramente tenían datos para tomar una buena decisión, pienso que quizás lo hacen para dar que hablar, para generar una falsa sensación de libertad o —Dios no lo quiera— por torpeza del equipo de diseño.
A modo de post scriptum, escribí un cuentecito hace unos años jugueteando con la idea de la personalización extrema; lo titulé HEX 64A7AE.