Angélica Liddell y la supremacía estética

No conecto especialmente con el arte de Angélica Liddell, pero me han impresionado sus palabras en esta entrevista en El Mundo:

Yo quiero artistas irresponsables, a locos, a personas antimesías, personas que viven en el desajuste con la sociedad, no artistas que piensan que tienen una misión en la sociedad. Esa clase de creadores, los misioneros didácticos y moralizantes que quieren contribuir a un mundo mejor, que hacen del arte una responsabilidad democrática más, no me interesan. La defensa del arte es también la podredumbre del espíritu, la soledad, la perversión, y la mera supremacía estética, nuestros demonios y nuestros fantasmas, el espíritu humano en llamas.

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La sociedad se ha infantilizado a causa de una intención educativa del arte. No hay mensaje en ‘El manantial de la doncella de Bergman’ sino una belleza deslumbrante y desgarradora. Esa película no contribuye a un mundo mejor sino a un mundo más bello. La única manera de que el arte recupere algo de su potencia estética y de su libertad frente a la amenaza es la defensa del lenguaje individual por encima de la homogeneización que ahora mismo enmohece el mundo de la expresión.

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Solo la supremacía estética nos salvará de la represión política. La mediocridad no salva a nadie, sino la trascendencia y la belleza de las ideas y de las cosas, y la irreductible soledad del artista.